Lo más importante del mundo, es sin duda alguna la salud, pues con ella, todo lo demás se puede conseguir. El día del sorteo de Navidad, escuchaba a unas señoras decir, que lo mejor, era el dinero y nada de los rollos de la salud, entonces, al escucharlas, lo primero que pensé, es que no sabían ni lo que decían, pues ha habido y hay gente, que lo daría todo, por salvarse de una enfermedad, que le va a llevar a la muerte segura. Las personas que discriminan, marginan, son canallas, inhumanas, crueles, malas y no tienen nada en su interior, excepto arañas, no tienen la capacidad mental, de alcanzar a comprender, que mañana se pueden ver ellas igual, pues no siempre se nace como estoy yo. Hace apenas 3 años y medio, aproximadamente, que comencé sin darle importancia, con unos síntomas, y cuando me di cuenta, ya no había remedio. Lo más duro, para mi, no solo fue el golpe de quedarme así, sino todo lo que me hicieron, por este motivo, y lo que me siguieron haciendo, como si fuera una fiera, a la que había que cazar y acribillar sin parar, hasta que cayera muerta, o loca, para tirarme fuera de este pueblo y salvar la reputación, de una mal tratadora, que ya la tenía horrible y que todos conocían muy bien, por su famoso escándalo, de hace muchos años.
Todo llega en la vida, cuando el Todopoderoso pasa la factura, pues de esa, no se escapa nadie, pero de la otra tampoco, cuando se pueden demostrar los hechos, con pruebas, y una buena profesional, que sabe lo que tiene que hacer, para que no me dejen exenta, de mi derecho a la ley. Nada, he amado más, que la justicia, pero lo que más odio, es que me pisoteen, me traten sin dignidad, me humillen cruelmente y me griten sin consideración alguna, porque me vean una porquería, pues no por estar indefensa, soy idiota, ni una basura, pero aquí, me han perseguido, me han mirado y me han acusado, como si fuera una delicuente peligrosa, intentando deshacerse de mi, por culpa de una alimaña, que se ha visto respaldada por lo que me robó, y que utilizaron, para intentar arruinar mi delicada existencia, y eso, no lo puede permitir la justicia, en la que tanto creo, los fiscales, que están para velar por los intereses de la legalidad y la imparcialidad y en la sabiduría, de los jueces, que saben, cuando ha habido mala fe y premeditación, para tender trampas y cometer acciones delictivas, según el código penal.
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