Mi reloj, ha comenzado a funcionar y ya ha empezado la cuenta atrás, para irme de Casas Ibañez, pronto, muy pronto, tal y como se pasa el tiempo, me encontraré en un lugar desconocido, para iniciar un gran maratón y llegar a la meta, aunque sea con la lengua fuera y sin oxígeno alguno, pues es mi única posibilidad de salvación, para no seguir avanzando en el dolor infinito y en las consecuencias del mismo. Cuando se dice que se puede morir de pena, por malos tratos tan gravemente decepcionantes, de un primero y gran amor por mi parte, es referente a los síntomas que conlleva la misma, pues nada tiene sentido, se te quitan las ganas de comer, es un trauma que te va minando, tomas medicación para dar y vender, quisieras que la tierra se te tragara, no acabas de creer lo que has vivido, lo que sigues viviendo, la sombra de un puñal enorme que te persigue y notas que te lo clavan sin parar; Ya no sales casi a la calle, por miedo a un infarto, no puedes soportar las miradas de los sapos, no deseas un encontronazo con criminales sin nada, tu vida es una crucifixión constante, y entonces, te vienen enfermedades, que si no se te llevan del lugar, acabas muerta de verdad. Esta pena es diferente, a la que puedan sentir los ancianos, cuando muere uno de los dos, y el otro, ya no desea estar en este mundo, porque se han amado mutuamente y le falta quien forma parte de su ser y ya quiere reunirse con su amor en el cielo, o donde tenga que ser.
Deseo con todas las fuerzas de mi alma, marcharme de un sitio, que ha sido maldito para mi, pero al mismo tiempo, tengo miedo, sí, mucho miedo, porque no estoy como antes de caer en la indefensión. Es muy duro volver a comenzar, cuando ya lo has dado todo y estás perdida como un niño pequeño, pero tengo que hacerlo, si deseo no seguir empeorando y acabar con mis posibilidades de estabilizarme, y ser yo misma, sin apodos, ni insultos, ni miradas de fusilamiento, ni nada, pues será un nuevo amanecer en la gente que vaya conociendo, pero con más sabiduría, aprendizaje y sin contar a nadie, ni de donde vengo, ni de donde soy, excepto que me llamo Carmen y soy una mujer normal y corriente, que es educada, respetuosa, cariñosa y que se desvive en ayudar, todo lo que puede.
Ya lo tengo muy cercano, mucho, pero me cogerá Dios de su mano y me acunará sobre su pecho, para que si derramo lágrimas en algún momento, esté Él conmigo, para recogérmelas una a una y devolvérmelas en brillantes de amor, que alumbren mi corazón roto y pueda esparcirlos por el mundo.
Sin duda alguna, mi huella quedará marcada aquí, como la que dejó la cruz del Señor en el monte del olvido.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invito a expresarte, a que digas algo o dejes la huella de tu presencia de alguna manera, puedes elegirla a tu gusto.
Respétame y serás respetado y te invito a suscribirte, para verte entre mis amigos.
Para mi, sería un placer conocer tu opinión o lo que sientas, pues los comentarios son el alimento y la gratitud de poder seguir compartiendo.
Opinar es gratis y no cuesta dinero, os invito a hacerlo libremente.
Gracias y besitos sea lo que sea, que hayáis decidido...