ASIMILAR

Estoy intentando asimilar una nueva enfermedad, que me han diagnosticado y es bastante importante, pues puede llevar a la muerte. La verdad sea dicha, ya no se cómo reaccionar, porque estoy tan asustada, que ni quiero darle vueltas a la cabeza. El tribunal médico lo paso en breve, para la concesión de la gran invalidez y tengo muy claro, que mi vida está en manos de Dios y que será su voluntad y no la mía, lo que me pueda pasar, por eso, tengo que mirar el presente y que vayan surgiendo los acontecimientos día a día. Solo deseo que no me pase nada por mis pequeños, pues dependen de mi y el Señor lo sabe, pero la verdad la sabemos, a parte de Dios, los médicos y yo. Nadie se lo podría creer, excepto las auxiliares que me han atendido y mi amiga, pues mi aspecto exterior manifiesta una salud de hierro, sino fuera por mi minusvalía dependiente. Lo bueno que tengo, es que no me engaño a mi misma y no presumo de lo que carezco, pero hay gente que lo hace, para disimular la amargura que llevan, dicen mentiras y hablan de una felicidad, que no tienen ni por error. En el mundo no existe la felicidad completa y nada nos satisface del todo, siempre existe en nuestro corazón, algún vacío, que no lo llenan ni las familias ni los amigos. Ese vacío se refleja en la cara; los que vuelven a sus casas por navidad, es porque les tiran más los suyos, que los del prójimo, los otros se quedan en soledad y se auto convencen de lo que no es, para disculpar a quienes les importa, no ser criticados y aferrarse a algo, por verdadera necesidad de supervivencia. Nunca se puede abrir la boca dando por hecho ciertas alegrías, pues en menos que canta un gallo, todo se puede torcer. Ahora, estoy muy fastidiada, demasiado, pero aparento ser fuerte y por dentro estoy más que destrozada, saco de donde no tengo, desde el cielo me viene el aguante, pero si el Señor me quiere llevar con Él, podría cogerme de su mano y llevarme en cualquier instante, solo deseo, que me deje el tiempo suficiente, para saborear la dicha de su gloria...