La gente en general, mira mucho el físico para enamorarse, por eso hay muchas personas, que si encima de feas por fuera, lo son por dentro, no consiguen conquistar a nadie, si no es para pasar el rato con ellas, divertirse por el morbo actual y salir corriendo sin dejar de parar, en menos que canta un gallo, porque la mayoría dan cualquier cosa, por recibir placeres y se forman sus cuentos de fantasilandia. Se van a la cama enseguida, porque lo hacen con la misma facilidad que se cambian de bragas y no miran si son drogatas, borrachas ni nada, pues no conocen los escrúpulos y así es como vienen las enfermedades, porque ni tienen la decencia de confesarlo a sus parejas, pues son infieles cobardes, que no les importa nada, más que la carne. Las que por lo menos se reconocen promiscuas y no engañan, se merecen todo mi respeto, porque son sinceras y hablan claro y lo único que quieren es sexo y nada más, pero las hay falsas, que fingen lo que no son y prometen lo que sea, por conseguir intereses y ocultan su realidad, para salirse con la suya y encima son guarras, porque no miran nada y van presumiendo de ser muy decentes, cuando no conocen ni esa palabra. ¡Pobres hombres los que fueron puestos verdes, porque eran ellas las inservibles y las infieles!, siempre culpando al otro, para justificar la suciedad que llevan encima, esas inmorales, que van de víctimas, cuando son ellas las culpables y las mal tratadoras, pues llevan escrito en la verdadera cara lo que han sido, lo que son y lo que serán, porque no cambian nunca, hasta que ya vuelven a su verdad y ya no conquistan a nadie, porque cada vez son más feas y malas, conforme se hacen viejas.
Si de joven eres dulce, tierna, noble y desprendida, te conviertes en una ancianita linda y bondadosa, a no ser que se produzca una enfermedad mental; si eres tirana, agresiva, violenta, dominante, nada halagadora, insultona, te crees perfecta y eres traidora y con malas entrañas, te conviertes en una anciana insoportable a la que nadie aguanta y acabas en una residencia, a no ser que convengas por asuntos económicos grandes. Todo lo que somos de jóvenes, se aumenta con la edad y con creces, por eso existen las ancianitas que dan gloria y las que son insoportables.
Los hijos que valoran a sus madres por el dinero, eso no es amor, es conveniencia y egoísmo y lo mismo si es con la pareja, aunque ésta sea desprendida, pues las malvadas, en la enfermedad se deshacen de ellas, porque no las ven ni como personas, solo trastos inservibles, que encontraron en la calle y no tienen por qué aguantarlas, por eso las traidoras utilizan las armas de los tratos brutales, vejatorios y degradantes, para tirarlas como basura a un contenedor, pues no tienen millones y ya no son nada.
Así son muchas lesbianas y heterosexuales, pero lo curioso, es que siempre son los más horribles por fuera y por dentro, pero saben utilizar bien la careta, para engañar a la ingenua o al ingenuo que siempre acaban en sus garras, para comérselos vivos.
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