EL QUE DEJA NO SUFRE NUNCA

Dicen que sufre tanto el que deja como el que es dejado y eso para mi, es una mentira espantosa, pues cuando ocurre en la juventud aun se tiene una vida por delante y con el tiempo es más fácil de superar, pero a ciertas edades cuando has esperado toda una vida, para encontrar a quien creías tu amor verdadero, porque crees en él y te matan sin piedad, porque en la enfermedad ya no resultas de interés y enseguida se lían con otra, porque estaba a la espera, hasta que se le fue como un pájaro volando, está claro que ni era amor ni era nada.

Nadie, excepto Dios y mis doctoras, saben al estado a que me ha llevado esta decepción, que además ha sido una muerte en vida, al descubrir la malicia, la traición, el engaño, el aprovechamiento, los tratos y lo que se quedaron mío.

Descubrir que nunca fui nada, me ha ayudado a obedecer y a ir dejando pasar el tiempo, pero ha sido un golpe extremadamente duro, para no sentir las heridas sangrantes que me han dejado y que han seguido hurgando sin parar hasta hoy, de las cosas que solo ella sabía y que eran mis traumas y encima llenos de calumnias salvajes.

Ella han sido 3 y solo a mi me dejó, yo solo ella, pero no quiero castigar a todas las mujeres por una podrida, por eso si algún día puede ser, no quiero cerrar mi corazón.

Lo que es de ser muy cínicos es cuando encima hablan de no haber tenido suerte en el amor, luego que seguirán confiando y por último que ya no volverán a amar ¿no será que se dan cuenta de que no volverán a encontrar a nadie en la vejez?.

Que nadie diga, que sufre igual el que deja, que el que es dejado, pues es una incoherencia muy grande y de gente que no tiene nada en su interior, pues dejar sin motivos ni razón, porque ha llegado la enfermedad y había otra esperando que salió rana y desapareció y pretender decir que se sufre igual en donde ya murió todo, porque no hubo nunca nada y se evaporó por arte de magia, eso es lo más estúpido que he escuchado jamás y lo más insultante es que nombren al "AMOR VERDADERO" como si fueran capaces de sentirlo y de llevarlo a la práctica.

Pero a buen entendedor bastan estas sencillas palabras:

Todos acabamos llorando nuestras malas acciones, pero sobre todo las que se llevan a cabo con premeditación y malas entrañas.