EL LINDO PAJARITO QUE NO PODÍA VOLAR
En la pared de una plaza, arrinconado, estaba el pajarillo lleno de heridas y nadie lo socorría, estaba triste esperando la muerte, solo y con un frío, que le hacía desear un refugio de calor.
De la gente que pasaba, unos lo ignoraban, otros le daban patadas, algunos lo cogían, para tirarlo al suelo después.
El pajarito no quería vivir, porque sin hacer nada, le cortaron las alas y lo dejaron tirado sin compasión, sacándolo del nido de sus papás y disfrutando con el dolor que sentía, sin escuchar la canción de cuna, que tanto necesitaba.
Los humanos no le ayudaron, pero una paloma blanca desde lo alto, lo miraba sin parar y lo veía sin quejarse con aquellas heridas salvajes.
La paloma blanca era la paloma del amor, por eso lo cogió con ternura de su piquito y se lo llevó a una torre en donde habían otras palomas, que le dieron el calor necesario, para curarle esas graves heridas con la melodía de una canción de cuna y los besos, para curar sus llagas.
El pajarito se convirtió en mayor y era precioso, volaba sin parar, pero lo hacía con precaución, pues había descubierto, que el peor de los animales era el hombre, a los que se les llama racionales.
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