EL ESCONDITE DE LA LADRONA LLAMADA PUTREFACTA

Vivía escondida bajo la apariencia de una mujer honrada, buena y con un corazón humano, pero dentro de su cueva en lo alto de una montaña era todo lo contrario. Allí recibía sus visitas, llevar a cabo sus placeres carnales y le daba igual quien fuera si era joven y no tenía escrúpulos, para que le hicieran lo que fuera. La desgracia que tenía era que no cazaba lo bastante y se desesperaba, por eso el genio y el hambre que pasaba se la iban consumiendo de rabia y soledad.

Además se le conocía porque robaba y era una maliciosa, que planeaba todo, por si algo le salía mal chantajear a sus damas, era como un animal en celo, cuya mirada asustaba e iba de pobre para sacarle el dinero a las demás..

Para disimular lo pervertida que era, se dedicaba a cultivar flores y así dar a entender que tenía sensibilidad, pero todas se le morían, porque no las cuidaba y se iban marchitando.

Era conocida por la misteriosa Putrefacta, porque allá por donde pasaba dejaba el olor del estiércol que le echaba a la gente y por eso no se relacionaba con nadie.

Un día se dedicó a viajar y con el tesoro que ocultaba, entraba en lugares en donde podía pagar a la chica que le gustara, para hacerle pasar sus ratos de tanta necesidad y obsesión, pero llegó un momento en que le pedían mucho, porque era muy degenerada y les daba asco a las muchachas de la vida.

Un día se puso enferma y al hacerle análisis, descubrieron que había sido contagiada por una grave enfermedad y empezó a llorar amargamente, pero por mucho que le hicieron los hechiceros acabó muriendo por el fruto de sus vicios y nadie acudió a su entierro, excepto los que eran como ella.