UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA

Me han llamado hoy, para decirme que me entregan las llaves de mi casa, dentro de unos diez días, pues me la están dejando lista, para entrar a vivir con todo adaptado, pintada y con un calentador eléctrico nuevo. Siempre llevaré en mi corazón, a los organismos, que han puesto toda la humanidad del mundo, para ayudarme a salir de aquí y que no siga empeorando, aparte de mi gran doctora, que me ha prestado todo el apoyo, porque sabe lo que estoy sufriendo en este lugar, en donde me han tratado como a una basura y me han sepultado viva. También tengo resuelto el transporte, reservada la nevera y la lavadora, con el regalo de una batidora eléctrica, por lo que solo me falta el dormitorio de momento y poco más, que iré adquiriendo poco a poco. 

Esta tarde he tenido que ir a urgencias, pues debo llevar el pie sobre una almohadilla, que me he comprado, para que no apoye el talón, en donde me ha salido una úlcera y no puedo ponerme calzado, hasta que desaparezca. A continuación, me han llamado del hospital, para ir el martes por la tarde a revisarme las cataratas, y ya por último, la reunión que tengo, para irme el 22, al juicio sobre mi silla de ruedas, que si no pasa nada, lo tengo ganado y ya he avisado al autobús, para que venga con rampa y poder trasladarme a Albacete.

El Señor, me está complaciendo, en respuesta al terror que he vivido, a las injusticias, que he tenido que soportar, y me devuelve la esperanza, de ver un nuevo sol, llena de paz, de estabilidad y de cuidados, que me esperan, para sobrevivir.

Lo otro que me merezco, también llegará y mis heridas sangrantes, que recogen las de mi madre, recibirán el pañuelo divino, para limpiarnos y devolvernos nuestra pureza moral, nuestro honor, nuestra dignidad y nuestro buen nombre, aparte de que los malos tratos y lo que me hicieron en la casa del terror, recibirán sin duda alguna su merecido.