EL DOLOR DIVINO

Hoy llueve, hace frío, el Padre está triste porque ha muerto su hijo, los hombres lo han matado, sus amigos lo han traicionado, le han escupido, lo han torturado, lo han llamado de todo y en la cruz lo han clavado.

¡Oh Señor!, nada ha cambiado, todos los días lo siguen haciendo, pero la falsedad es muy grande y condenan a los inocentes, que están a tu lado.

El llanto del cielo nos llega, porque tu Padre te quiere y está desolado, pero pronto saldrás del sepulcro para llevarte al cielo y sentarte a su lado, para ser uno mismo, lleno de Amor y nos lo has demostrado.

Nos das la libertad de hacer el bien o hacer el mal y te siguen culpando de todo, el hombre está loco, porque el demonio lo convence y se apodera de su corazón, de su alma y ya no tiene nada en su interior.

La humanidad se ha perdido, ya quedan pocos los que te eligen a ti con hechos, pues la crueldad y hacer el mal es lo que cuenta, se engañan a si mismos para justificar sus conciencias y lo hacen con el convencimiento que les interesa, pues se quedan safisfechos de sus mentiras y sus condenas.

Tú sabes la verdad; como a ti, me han apedreado y me han torturado, para llevarme a la cruz y saber lo que pasaste, por eso me resucitarás con la gloria de la verdad y a mi lado estarás siempre.

¡Oh Señor, cuánto Amor nos diste y como te mataron, así sigue siendo todo y nada ha cambiado!.

Tu madre se ha quedado sola, pero te recuperará, igual que la mía que se llamaba Soledad y me esperará con los brazos abiertos, para colmarme en el Paraíso de felicidad.