UN CAMINO QUE PREPARAR

Un nuevo camino si vivo, tendré que iniciar, pues nada me retendrá en este lugar, hoy ha sido uno de esos días en los que he charlado sin parar, con gente que me encontraba. He disfrutado de conversaciones agradables con esas personas, porque nos hemos entendido muy bien y además me tratan con mucho cariño desde que me conocen. A pesar de que todo va cambiando bastante y se van dando cuenta de que soy educada, respetable, cariñosa, con cultura, pero humilde y cordura de sobra, me daba la razón a quien le he dicho que en cuanto pueda ser, me marcharé de aquí. Ella me decía que estaba muy bien y era un sitio tranquilo para mi, pero cuando le he explicado que todavía soy joven y me gustaría vivir en la capital, para relacionarme con gente de mis años, en donde hay de todo y quien sabe lo que me puede deparar el nuevo camino, lo ha entendido enseguida y me comprendía. Hemos hablado de muchos temas, ninguno de nadie, solo de como estaba la vida y me ha hecho sonreír, porque me ha encontrado estupenda por fuera, que me encontraba muy cambiada y que estaba muy guapa, para encontrar a alguien que me quisiera, enamorarnos y estar juntas para siempre. Nadie a nombrado a nadie y no he querido hacerlo, pues todos saben de sobra, que la he amado con locura y que es ella la que me abandonó en la enfermedad y la que de verdad se encargó de que nadie al principio se me acercara, porque si alguien lo hacía, enseguida me la espantaban.

Cuando me marchaba iba pensando y me preguntaba a mi misma si al estar así, a lo mejor era porque aparecería mi verdadera alma gemela y a lo mejor era preciosa y no estaba perfecta como yo, pero tendría con ella lo que tanto he soñado y he anhelado, como es un verdadero amor y ser prácticamente iguales con hechos y susurros románticos de ternura en el lecho, con la unión de nuestras almas y nuestro ser y en donde cada día y cada noche, serían más fuertes las cadenas unidas de nuestras vidas.

Ya no quiero recuerdos de dolor, de llantos continuos en mi soledad, ni tan siquiera llego hasta la ermita, para no ver el comienzo de una historia maldita ante mis ojos, que comenzó aquel 14 de julio del 2007, cuando ya me había enamorado locamente y en mitad de la carretera nos fundimos en un fuerte abrazo.

Solo una realidad de mujer como yo, podrá hacerme olvidar esta pesadilla de terror, que intento luchar para superarla, pero me la encuentro por donde voy y eso no me  ayuda para nada y en mi interior que nadie lo ve, las heridas tan profundas me desangran.