ESTAIS LIBRES

Tú criminal, tú que estás libre celebrando unas fiestas navideñas junto a tu cómplice y os sentís orgullosos; tú y los que son igual a ti, que os habéis unido para matarme y no creéis en Dios; brindáis por vuestras acciones y os burláis de todo, de la justicia terrenal y de la divina. A lo mejor dejo de creer en ella si no apareces ante mis ojos delante de un juez y me moriré sin remedio, porque me has enterrado en vida.

Necesito verte y saber quién eres, porque a tu ayudante ya le conozco y vivo con tus palabras en mi cerebro y su mirada maldita, llena de pecados muy graves manifestados en su aspecto.

Lobos rabiosos que os coméis a quien sea por ser decente y noble, sangre escupida por vuestros bocados arrancándome todo mi ser pedazo a pedazo, pero el momento de ser cazados llegará y mi madre, mi hija y yo, quedaremos impunes de vuestros ataques de ensañamiento brutal.

Yo seguiré tratada para poder sobrevivir, pero en paz sabiendo que los culpables, si existen las leyes, recibirán las penas a sus delitos.

No me importa nada en este mundo, excepto mis pequeños y lo que me habéis arrebatado, por eso sigo en pie y aguanto atontada, porque no podría morir tranquila sabiendo que os habéis salido con la vuestra.

A ti Señor que me ves cada día y cada noche llorando de dolor, de angustia que me ahoga, de imágenes monstruosas hasta que me duermo ¡Ayúdame y que se vea la luz de la verdad!, cógeme fuerte y que no triunfe el mal, no me abandones y haz tu presencia en la sabiduría terrenal de un juez imparcial, que no se rían más de mi y me traten como a una persona que lucha por la justicia, haz eso por tu hija predilecta como tanto has hecho siempre y no me dejes en vida, si los criminales quedan libres y llevo conmigo la muerte de tu cruz.