EL JUEVES 24 DE MAYO

Tengo muchas ganas de que llegue el jueves, pues me voy de viaje a una reunión importante, en Valencia. Me marcharé muy temprano, pues tengo que estar allí a las 12 del mediodía, después, comeremos mi amigo y yo juntos, él se irá a trabajar y yo volveré de nuevo a mi casa. 

No puedo estar más agradecida con la compañía de autobuses, porque cuando viajo a cualquier sitio, llamo al jefe y se desvive en atenderme y me manda un autobús adecuado, y si voy a Albacete, la mayoría de las veces es uno más pequeño para mi sola, porque seguramente los grandes van llenos. Son estupendos y el cariño con el que me tratan y se preocupan de que vaya bien cómoda, es de ser muy buenas personas, porque eso les nace a ellos, por eso los quiero mucho y siempre les mando besitos y ya nos conocemos todos.

Se nota a la legua la gente educada, bien hablada, con esa cultura del buen corazón y humana, miradas que no se esconden porque están limpios los ojos, por eso a pesar de tener derecho al servicio y conseguirlo con mi lucha, mi gratitud es inmensa y se la pongo de manifiesto al jefe, por los que rezo cada día. 

Ahora tengo que esperar, impaciente, pero esperar tranquila, a que llegue la hora de la verdad y que me concedan aquello que se llama justicia, para que los que me agredieron brutalmente, reciban su pena bien merecida.