Quisiera dormirme esta noche y despertarme el 8 de enero, cuando hayan pasado estas fiestas y ver de nuevo la rutina de los días normales y sin alicientes para mi. Llevo otra vez conmigo un profundo dolor, que me hace llorar en el silencio de mi casa y en vez de ir a mejor, mi depresión y mi agonía, aumentan cada vez más.
Este año ni me pasó jugar a la lotería pues no me importa nada, porque ni soy afortunada en el juego, ni lo he sido la primera vez que me enamoro en el amor; tanto esperar para encontrar a un ser sin sentimientos, que tras tenerme cuatro años de pareja calculándolo todo, se ensañó conmigo en mi discapacidad y me tiró a la calle como a un perro, sufriendo la maldad de los suyos, que no han podido insultarme más y se han burlado hasta cansarse. Una mujer que me engañó desde el principio sabiendo que no creía en el amor para siempre y que para conquistarme, porque no me gustaba nada, me hizo creer que tenía una belleza interior y que era igual de especial que yo. Solo le serví en mi salud y viví dándoselo todo, para después pagarme con la traición más cruel y sin darme nada, porque ni tan siquiera se desplazaba conmigo a mi tierra y nunca me acompañaba a los hospitales con excusas sin sentido, sin embargo yo era su taxista para los que deseaba y muy desprendida.
Cuando me negó vivir dignamente tratándome como a un pedazo de carne con ojos teniéndome abandonada, sin hablarme, sin prestarme atención, negándome una silla de ruedas para tomar el sol, ya se encargó de buscarse a otra que tenía preparada y su rabia, agresividad y riñas eran insoportables, queriéndome morir a cada momento, pues se creyó muy prepotente e importante y pensó que iban a volverse loca por ella y por eso mi presencia ya le molestaba y le resultaba un trasto.
Es una embustera compulsiva, que se cree sus propias mentiras y no es capaz de penetrar en su interior para darse cuenta de que es igual de promiscua que las que tanto criticaba y encima no llama infidelidad a tener relaciones con una chica en los años en que estuvo casada.
Tiene la capacidad de cambiar los hechos de sus relaciones y convertirse en víctima cuando ella deja a la otra persona, pero solo con una que le duró lo que canta un gallo porque solo le dio sexo, a eso lo llamó amor y le lloraba reprochándole que si ya no recordaba cuando fue suya y los ratos que pasaron, pero la otra le voló y desapareció porque no le prometió nada y era una cría a su lado.
El cinismo no tiene calificativos, el vació, el odio, la venganza, las malas entrañas de robarle a la única que confió en ella y pegarle con los palos más duros a quien está con una depresión, porque se ha quedado minusválida y en vez de ayudarla a superarlo, la tira por un barranco es de ser una mala, pero mala persona sin entrañas de ninguna clase, porque tiene doble personalidad, la de aparentar lo que no es y la que es en realidad, pero que todos conocen.
Pero poco le falta para llegar a ser anciana y algún día morirá sola, sin nada y sin nadie, porque recibirá de Dios lo que se merece y a Él si que no lo puede engañar ni a mi ahora tampoco, por eso cuando se mire al espejo y pueda verse realmente sin hipocresías, llorará de verdad lo que no ha sabido defender y que ha sido lo mejor que le había pasado por su miserable existencia.
La cara es el espejo del alma y el veneno lo lleva en la suya y la piel refleja las huellas de las malas acciones, por eso su sombra es como la muerte que te va acechando.
Camino sola por la vida y nada me importa ya, solo un milagro me puede sacar del fondo en el que me encuentro, pero soy consciente de que no he venido a este mundo para conocer un poco de felicidad y si me llegara alguna vez, entonces seguro que sería para más allá de la eternidad.
Camino sola por la vida y nada me importa ya, solo un milagro me puede sacar del fondo en el que me encuentro, pero soy consciente de que no he venido a este mundo para conocer un poco de felicidad y si me llegara alguna vez, entonces seguro que sería para más allá de la eternidad.
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