TRES CLASES DE MÉDICOS

Todo ha cambiado en el mundo y una de las cosas que tengo muy clara, es que hay tres clases de médicos, el de vocación, el que se hizo por el dinero y el que obligaron sus papás, para presumir de hijo importante. Anoche, aun temprano, me tuve que ir al centro de salud, tras terminar el antibiótico hacía 48 horas y otra vez con la infección agresiva, mucho dolor y escalofríos. Me atendió un médico, que si tuviera todo lo que yo tengo, el dolor que llevaba y se hubiera tropezado con él mismo, se odiaría el resto de su vida, pues ha sido lo más agrio y pasivo, que he conocido en urgencias de aquí, en cuanto a su grado. Le he pedido que me llevaran al hospital y eso es lo que ha hecho, con una frialdad e indiferencia, que en vez de ejercer esta profesión, debería estar picando piedras en una cantera, sin embargo en el hospital, la suerte ha sido distinta y me han dado una atención estupenda, tanto la doctora como las enfermeras. Anoche, sí, que me hicieron de todo, se vino mi gran amiga conmigo y no se separó ni un momento de mi lado. Me pusieron tres goteros, me hicieron, lo que desde un principio me deberían haber hecho y ahora, el martes aproximadamente, sabremos el nombre del bicho que tengo y el antibiótico que realmente lo mata, pero de entrada, ya en los goteros me colocaron uno nuevo y enseguida, junto a los demás, me hizo efecto y pude hasta bromear con mi amiga a la que tanto quiero y que me mimó, me apoyó, me dio de cenar y cogí de su mano, con una emoción muy grande, porque no he sabido lo que era eso, con quien ha sido un monstruo tan grande en mi sufrimiento, dejándome siempre sola en mis peores momentos hospitalarios, sin darme nada de calor y sin tomarse ninguna molestia conmigo. Tras dejarme acostada, prácticamente se ha marchado directamente a atender a su madre, que la tiene como a un vegetal y a su padre, pero no se acobarda ante nada y su premio será muy inmenso, porque le llegará desde el cielo con un corazón así de grande. Hoy, aunque llevo mi brazo vendado, porque se me salió la aguja y se hinchó, me encuentro mejor y más animada, porque mi bicho morirá, aunque siga sondada. Esta noche, tuve dos clases de médicos, el de vocación, que era una muchacha estupenda y el de aquí, que era el doctor don dinero..., el resto, que me lleva a través de consultas externas son de los primeros, ahora me falta el niño de papá, aunque se puede añadir también a los del gran capital, porque llevan arrastrando: La prepotencia de estiércol en la cara, en los ojos, en el hablar y te entran ganas de vomitar....